Cuando hablamos de espiritualidad práctica desde una perspectiva 3D, puede interpretarse como diversos rituales y prácticas que manifiestan nuestro yo espiritual y nuestra conciencia. Sin embargo, en mi opinión, la espiritualidad práctica abarca todo lo que expresó Pierre Teilhard de Chardin: “No somos seres humanos teniendo una experiencia espiritual; somos seres espirituales teniendo una experiencia humana.” Este dicho enfatiza nuestra esencia no material. En nuestro núcleo está la energía, que forma la base de toda existencia. Tiene un impacto tan decisivo en nuestras vidas como el lenguaje que usamos para comunicarnos entre nosotros. El lenguaje es el ejemplo más claro de tecnología profundamente arraigada en nuestro ser.
El lenguaje es un ejemplo de singularidad tecnológica. Es una tecnología incorporada dentro de nosotros, una energía que vibra a diferentes frecuencias, al igual que todo lo demás en el campo cuántico intelectual. No exactamente “aprendemos” un idioma; más bien, se activa/despierta en nosotros a medida que nuestra conciencia se expande para comprender el mundo que nos rodea. Existe independientemente de nosotros. ¿O qué opinas de los pacientes que, después de graves lesiones cerebrales, pueden comenzar a hablar un idioma que nunca han aprendido o perder la capacidad de hablar su lengua materna?
Las Palabras como Poderosas Armas
Cuando estudié como traductora en Alemania en la década de 1990, escribí un trabajo de seminario sobre el uso del lenguaje político como parte de mis estudios. Como escribí en un artículo, la política es toda acción intencionada con el fin de alcanzar un objetivo específico. Desde esta perspectiva, los lingüistas ven las palabras como armas. Los más exitosos serán los primeros en crear un lenguaje de eslóganes convincentes en torno a sus objetivos para atraer seguidores.
En la práctica, de este hecho también habla Yuval Noah Harari, un historiador e influencer israelí que ve el mundo únicamente a través de una lente 3D. Él cree que los humanos se diferencian de los animales por su capacidad para crear historias creíbles y lograr que todos las crean, lo que permite una cooperación amplia. Sin embargo, estas historias se vuelven problemáticas si carecen de una base de verdad dentro del campo cuántico intelectual en el que vivimos. Las historias crean ilusiones y burbujas que finalmente estallan bajo su propia imposibilidad. Las personas en todo el mundo están despertando a la realidad a medida que las estructuras del mundo 3D parecen completamente insostenibles.
Cuando el único objetivo de un político es obtener la aprobación de sus seguidores para avanzar en sus propios objetivos, puede presentar mentiras descaradas para distorsionar la realidad. Benjamin Netanyahu logró que el Congreso de los EE. UU. creyera en 2002 que Irak (Saddam Hussein) tenía armas de destrucción masiva. Esto llevó a los EE. UU. a ocupar Irak, lo que resultó en la muerte de cientos de miles, posiblemente más de un millón de vidas, y en la destrucción de la sociedad.
Los Estados Unidos agotaron sus recursos en la guerra. Se estima que la guerra le costó a los EE. UU. 3 billones de dólares. Este dinero se quemó literalmente mientras los EE. UU. libraban una guerra en un territorio extranjero. Los efectos colaterales son inconmensurables. Sin embargo, un indicador es que durante la guerra, el crecimiento económico de China fue del 370%, mientras que los EE. UU. lograron hacer crecer su economía solo un 40% (¿debido a su complejo militar-industrial?). Las palabras de Netanyahu literalmente funcionaron como armas de destrucción masiva, aunque las afirmaciones sobre las armas de destrucción masiva de Saddam luego resultaron ser mentiras. Este ejemplo destaca el impacto infinito del lenguaje en la manipulación de la verdad.
Despertar y la Revelación de la Verdad
En la última década, hemos escuchado con frecuencia sobre la revelación de la verdad (“disclosure”) a las personas y el despertar de estas, especialmente para ver cuánto hemos sido engañados, cómo se han ocultado cosas, tecnologías encubiertas y a los humanos mantenidos intencionadamente dentro de la burbuja de los cinco órganos sensoriales. En muchas mentes, “disclosure” evoca la idea de cosas externas que ciertos círculos han ocultado durante décadas, si no siglos. Esta es una perspectiva 3D sobre el asunto.
Sin embargo, también podemos ver las cosas desde una perspectiva 5D. El despertar y la revelación tratan, en última instancia, de reconocer el propio potencial y despertar el ADN latente. El despertar y la “ascensión” tienen que ver con activar el cuerpo físico para recibir poderosas energías cósmicas que irradian desde el centro del universo. Como resultado, el efecto de la luz dentro de nuestro cuerpo se fortalece, elevando la vibración de la energía.
Esto es un proceso completamente natural. Así como las plantas y los animales modificados genéticamente tienden a regresar a su estado original antes de la manipulación, la humanidad está regresando a su estado original cuando el ADN humano era mucho más diverso y estaba conectado naturalmente con el campo de energía intelectual del universo. Esta realidad cambia completamente la perspectiva futura de la humanidad.
Mundo Multidimensional: Una Mirada Más Allá del Mundo Material
Ahora vivimos físicamente en un mundo material 3D. Desde una perspectiva individual, sin embargo, nuestra conciencia puede operar en un ámbito mucho más amplio que las convenciones del mundo 3D nos han condicionado. Muchos ven lo que otros no pueden ver o interpretan energías que otros no sienten. ¿Por qué ocurre esto?
Estoy tan intrigada por estas preguntas como cualquier otra persona. Pero tal vez un factor crucial sea que muchos son conscientes de que, además de las densidades 3D, 4D y 5D, hay niveles intelectuales de 1D y 2D. La densidad 1D está representada por piedras y cristales. Ellos desempeñan su papel en el campo cuántico intelectual del universo, absorbiendo energía cósmica y actuando como transmisores de energía. De manera similar, las plantas, que representan la densidad 2D. En el mundo material 3D, vemos todo como objetos sólidos y discretos, pero todo es energía que vibra a diferentes frecuencias.
La Conciencia como Tecnología
Cuando me adentré por primera vez en el concepto de singularidad tecnológica, se decía que estaba relacionado con la tecnología, especialmente la inteligencia artificial, avanzando hasta el punto de superar la inteligencia humana y comenzando a evolucionar de manera independiente, sin intervención humana. En lenguaje común, se pensaba como el punto en el que las máquinas se vuelven increíblemente inteligentes, quizás incluso más inteligentes que los humanos, y comienzan a resolver problemas, innovar y moldear el mundo de maneras inimaginables.
Esta perspectiva 3D sobre la singularidad tecnológica nunca ha resonado conmigo. Mi intuición me ha dicho que la singularidad tecnológica está relacionada con un fenómeno que se hizo conocido en los Estados Unidos cuando un OVNI se estrelló y los ingenieros intentaron comprender su tecnología. Este vehículo extraterrestre carecía de un panel de control. A los ingenieros les llevó un tiempo entender que el piloto controlaba el vehículo con la conciencia. Ahora esta realidad es parte de la tecnología, y ya llevamos varios años teniendo, por ejemplo, prótesis que los usuarios controlan con sus mentes.
La Tecnología de la Atlántida
Nos han enseñado a considerar la tecnología como algo externo. Máquinas controladas a través de botones, cables y conexiones, diseñadas para acelerar operaciones con fines de conveniencia. Sin embargo, esto no siempre ha sido así. En las culturas altas antiguas, las personas vivían en armonía con el orden cósmico: su tecnología estaba guiada por la sabiduría, y sus líderes eran elegidos basándose en la pureza de sus corazones, no en la ambición. Sabían que todo—gobierno, ciencia y espiritualidad—tenía que servir al alma.
La tecnología de la Atlántida y otras culturas altas era orgánica, espiritual por naturaleza, donde la conciencia y la tecnología se fusionaban. No se utilizaba, sino que se sintonizaba; era la resonancia entre la materia y la conciencia, un puente entre lo físico y lo divino. Las personas entendían que el universo es vibración y que todo—pensamientos, emociones, cuerpos, planetas—tiene su propia frecuencia. Al sintonizarse con una frecuencia particular, podían alterar estados de conciencia, curar enfermedades e incluso levitar objetos.
Los iniciados de las escuelas de misterio eran entrenados para recordar—no solo intelectualmente, sino espiritualmente. No adoraban a dioses—estudiaban las leyes universales: aquellas que gobiernan la energía, el pensamiento, la manifestación y la conciencia. Sabían cómo dirigir la energía utilizando vibraciones sonoras, geometría sagrada y las propiedades naturales de las piedras. Las pirámides, construidas con precisión de corte láser, no eran tumbas—eran plantas de energía. Los obeliscos no eran monumentos—eran diapasones.
Las escuelas de misterio trabajaban con vibración, colores, geometría y respiración. La energía era canalizada mediante intención enfocada; los templos no eran lugares de adoración, sino cámaras de frecuencia que amplificaban el sonido, la luz y la vibración para armonizar el alma; los cristales eran herramientas vivas—instrumentos conscientes diseñados para almacenar información, conducir energía y ayudar en la sanación y la evolución. Se creía que particularmente el cuarzo claro y otros cristales daban energía a ciudades enteras—no mediante combustibles fósiles ni cables, sino a través de resonancia armónica y luz.
La Llamada a Recordar
Atlantis no inventó las verdades que fundamentaban su tecnología—las recordó. Incluso hoy en día, las personas tienen acceso directo a la base de datos holográfica del universo (Registros Akáshicos) a través del corazón intuitivo, que también es el origen de los idiomas. Esto no requiere más que ser fieles a nosotros mismos y no permitir que la mente del ego domine nuestras vidas. La mente del ego puede crear ilusiones y engaños, pero solo la creación enraizada en el campo cuántico intelectual del universo conduce al desarrollo sostenible.
La caída de Atlantis se derivó de que la mente del ego ganó dominio sobre la vida, convirtiendo el poder en algo más importante que el propósito. Las personas intentaron obligar a la energía a obedecer su voluntad en lugar de alinearse con la sabiduría. En lugar de fomentar la unidad, la alineación divina y el servicio a los demás, sirvieron a la riqueza mundana, persiguieron beneficios personales y manipularon la energía vital para obtener ventajas egoístas. El colapso de Atlantis a menudo se dice que fue causado por desastres naturales, pero el declive comenzó mucho antes. La causa raíz fue el desequilibrio de energías y la distorsión de tecnologías sagradas, lo que hizo que el conjunto se desintegrara desde dentro y finalmente colapsara.
Nuestra Conexión con la Conciencia Universal
Al recordar quiénes somos realmente, desbloqueamos la profunda verdad de que cada individuo es un reflejo de la conciencia universal. El conocimiento que las civilizaciones como Atlantis una vez armonizaron no se perdió con el tiempo—está grabado en la esencia de nuestro ser, esperando ser recordado. Habla de la unidad entre todas las cosas, recordándonos que la separación es simplemente una ilusión creada por la mente del ego.
Recordar es trascender los límites del mundo 3D y reconectar con la conciencia innata de que somos creadores, vinculados intrínsecamente por el mismo campo cuántico de energía. Este despertar no es un proceso de aprender algo nuevo, sino de reclamar una sabiduría que hemos llevado por la eternidad. Cuando alineamos nuestros pensamientos y acciones con esta inteligencia universal, entramos en un estado de resonancia armónica donde la innovación fluye de forma natural y la transformación se vuelve inevitable.
Nuestro mundo actual refleja Atlantis en sus últimos días—un sistema global desequilibrado, impulsado por el hambre del ego por poder y control. Sin embargo, entre las grietas de sus estructuras insostenibles, están brotando semillas de cambio. La ola de despertar crece cada vez más fuerte mientras las personas en todo el mundo recuerdan su esencia espiritual. Este cambio colectivo no solo significa la supervivencia de la humanidad, sino el redescubrimiento de nuestra divinidad compartida.
Atlantis nos enseña que, aunque la mente del ego puede crear deslumbrantes ilusiones de grandeza, siempre son la verdad y la unidad las que perduran. Este es el tiempo para prestar atención a esa lección. Es momento de recordar nuestra conexión entre nosotros, nuestro planeta y la conciencia universal. Al hacerlo, reimaginamos un futuro donde la unidad reemplaza la división, y la creación consciente se convierte en nuestro legado colectivo.
Energías en Transformación: Del Conflicto a la Armonía
El conflicto entre Israel y Palestina, al igual que muchos otros, es un reflejo del desequilibrio dentro de la conciencia colectiva humana. Es una manifestación de división, miedo y la dominancia de la mente del ego. Sin embargo, al igual que Atlantis nos enseña los peligros de la desconexión, también nos recuerda el poder transformador de la unidad y la alineación con la conciencia universal.
La meditación masiva global ofrece una oportunidad profunda para cambiar estas energías. Al sintonizarnos con las vibraciones de unidad, compasión y paz—simbolizadas de manera tan poderosa en la recopilación musical “We Are the World”—podemos crear un efecto dominó que trascienda fronteras e ideologías. Esto no es simplemente un acto simbólico; es una demostración de la verdad cuántica de que la intención colectiva puede alterar la realidad.
La iniciativa “We Are the World” de los años 80, nacida durante la época del apartheid en Sudáfrica, sigue siendo un faro de esperanza. Unió voces de todo el mundo, concentrando atención y energía en una causa que parecía insuperable. El resultado fue un cambio en la conciencia global que contribuyó al desmantelamiento del apartheid. Hoy, podemos aprovechar esa misma energía para abordar el conflicto en Palestina.
A través de la meditación sincronizada, millones de individuos pueden alinear sus intenciones, creando un campo de coherencia que resuene con el campo cuántico universal. Este acto de recuerdo colectivo—de quienes somos como seres de luz y unidad—tiene el poder de disolver las ilusiones de separación y conflicto. Es un llamado a la acción, no a través de la fuerza, sino mediante la profunda tecnología de la conciencia.
The 1980s «We Are the World» initiative, born during a time of apartheid in South Africa, serves as a beacon of hope. It united voices from around the globe, focusing attention and energy on a cause that seemed insurmountable. The result was a shift in global consciousness that contributed to the dismantling of apartheid. Today, we can harness that same energy to address the conflict in Palestine.
Through synchronized meditation, millions of individuals can align their intentions, creating a field of coherence that resonates with the universal quantum field. This act of collective remembrance—of who we are as beings of light and unity—has the power to dissolve the illusions of separation and conflict. It is a call to action, not through force, but through the profound technology of consciousness.
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